La percepción de la patología: Un análisis desde la teoría de los constructos personales

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Por José de Sola Gutiérrez. BEHAVIOR lab.

La percepción de la patología: Un análisis desde la teoría de los constructos personales

31/5/2010
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'En último extremo, el hombre determina la medida de su libertad y su exclavitud mediante el nivel al que elige establecer sus convicciones...' (G. Kelly, 1955)

Desde hace ya años sabemos que cada uno de nosotros percibe el entorno diferencialmente; que los mismos estímulos son vistos de forma distinta y que la misma realidad es diferente según sea el observador. Este reconocimiento fenomenológico a la subjetividad surge como reacción al excesivo positivismo en el que durante muchos años vivieron las ciencias sociales, y se le llamó constructivismo o construcción social de la realidad según el planteamiento social específico de Berger y Luckmann (1966). Bajo esta perspectiva desaparece la pretensión de la existencia de una realidad objetiva per se, dispuesta a ser descubierta por cualquier investigador avanzado en cualquier época o lugar.

El proceso de construcción de la realidad es personal, íntimo, en donde cada cual construye su entorno, su realidad, sobre la base de sus propias percepciones. Esto implica que el mundo es, ha sido o podría ser de muchas formas distintas, dependiendo de los procesos perceptivos personales y sociales imperantes en cada momento histórico. O dicho de otra forma, no hay una realidad sino muchas posibles y la que vivimos en estos momentos es el fruto de nuestra historia personal y social de ahora, pero perfectamente podría ser otra. El mundo lo construimos sobre la base de nuestro sistema perceptivo; no existe en sí mismo como realidad objetiva.

Evidentemente este principio subjetivo tiene una clara influencia en nuestro comportamiento diario, en nuestras relaciones de amistad, de pareja, en el trabajo, etc. El cómo construimos realidades sobre los llamados constructos es obvio que influye en nuestro comportamiento. Cada cual tiene constructos de lo que es una pareja, de lo que es el coche que le gusta, de lo que es la justicia, de lo que es ser feliz, etc. Nuestra vida diaria necesita de esos constructos para poder movernos, para saber qué hacer, para anticiparnos. Nadie es capaz de enfrentarse con tranquilidad, sin inquietud a una realidad desconocida de la cual no tiene una teoría o constructos definidos y que, por lo tanto, le da la quietud de lo esperado, de lo que supuestamente ocurrirá.
Por lo tanto, nuestra vida se basa en constructos personales o construcciones de la realidad que nos permiten vivir con confianza. Desde una perspectiva clínica psicológica es obvio que la naturaleza de dichos constructos determina en gran parte lo que llamamos salud o enfermedad mental. O a un nivel mucho más simple, nuestras relaciones diarias pueden verse afectadas por diferentes constructos personales sobre la misma situación. Así, cada uno de los miembros de una pareja puede tener un constructo muy distinto de lo que es la relación de pareja, y de aquí al conflicto no hay más que un paso. Lo mismo puede decirse de la relación de un empleado con su jefe o viceversa, etc. Esta misma teoría explica fenómenos sociales como el racismo o el maltrato.

Consecuentemente, si en algo resulta útil la teoría de los Constructos Personales es su utilidad en la comprensión de las percepciones y, por lo tanto, en su capacidad de anticipar y comprender determinadas conductas relevantes. Desde ahí podemos actuar entendiendo, tratando de cambiar lo que no es adaptativo o que produce problemas personales y sociales.
Desde este planteamiento marco, y entrando en el ámbito que nos interesa en este trabajo, la percepción de la patología o enfermedad se explica perfectamente desde la teoría de los Constructos Personales. Es una realidad de la que tanto el afectado como el observador tienen una percepción o teoría específica. Así, estamos acostumbrados a ver la distinta percepción de los pacientes, médicos o familiares frente a un cáncer, una diabetes o cualquier tipo de enfermedad que suponga una afectación importante de la vida cotidiana. La influencia de dicha percepción sobre la conducta no solo afecta al propio pronóstico de la enfermedad sino también al tipo de relación con el entorno familiar, médico o social en general.

Y no solo resulta útil en el caso de los enfermos o afectados. En nuestro ámbito de trabajo es básico conocer los constructos que el colectivo médico tiene sobre las patologías específicas que trata, porque de la misma forma dicha percepción influirá no solo sobre el paciente sino sobre su actitud terapéutica general. Una mala comunicación entre médico y paciente con frecuencia proviene de una construcción y percepción muy distante sobre la enfermedad o patología.

Vayamos por partes, veamos las implicaciones de conocer los Constructos Personales de una patología desde la perspectiva de los pacientes, es decir, de su propia enfermedad. Evidentemente, la naturaleza de dichos constructos o percepción nos permitirán en el caso concreto de los pacientes anticipar conductas tan diversas como el abatimiento y / o seguimiento indiscutible de las prescripciones del médico, optimismo con búsqueda de nuevas alternativas terapéuticas, rebeldía y / o búsqueda de entornos paralelos de apoyo como asociaciones, el propio abandono del tratamiento, etc. Por lo tanto, frente a la percepción de una patología, y según sea la construcción de dicha percepción, nos encontraremos con comportamientos potenciales muy distintos.

Veamos por otro lado el caso de los médicos implicados en el tratamiento. Obviamente, también ellos tienen constructos sobre las patologías que tratan, y como en el caso de los pacientes, muy variados, lo que conlleva comportamientos muy diversos ante una misma enfermedad. Evidentemente el análisis de los constructos elaborados ante una patología conllevará no solo diferentes actitudes y comportamientos ante el paciente, sino que las actitudes terapéuticas y prescriptivas básicas pueden mostrar matices diferenciales en el tratamiento (innovador, clásico, rígido, abandonados, hostiles, etc). Sabemos por experiencia, por ejemplo, que la obesidad considerada como patología puede conllevar percepciones y constructos muy diferentes entre médicos. Concretamente, tras la falta de empatía frecuentemente encontramos algunas construcciones perceptivas cercanas a la hostilidad. Y esto, evidentemente afecta en las pautas, tratamientos y resultados terapéuticos.
Por lógica, esta actitud del médico mediatizada por su sistema de constructos en torno a la enfermedad obviamente también influye en su actitud y relación comercial con los laboratorios que trabajan en dicha patología. Así podremos encontrar toda una gama de comportamientos, desde la receptividad al desinterés, derivado de todo el sistema perceptivo personal en ese área.
Por lo tanto, lo que nos enseña la teoría de los Constructos Personales es que no solo nuestra percepción es diferente, sino que los comportamientos que se derivan de dichas percepciones vienen explicados por estas. Consecuentemente, si conocemos la estructura de dichos constructos (desde el médico o desde el propio paciente) ante una patología concreta, podemos comprender y anticipar muchos de los comportamientos relacionados con dicha patología.

Entonces, ¿cómo podemos medir estos constructos?, ¿cómo podemos desentrañar en cada caso la arquitectura perceptiva ante una patología?. Fue Georges Kelly quien al amparo de este paraguas teórico que bullía a mediados del siglo pasado, desarrolló el Repertory Grid (1955) dentro del contexto de la psicología social y clínica. Desde esta postura podía comprender la naturaleza de los conflictos sociales así como los propios trastornos de sus pacientes. Poco podía imaginar el importante impacto posterior de su técnica en diversos ámbitos de aplicación, tales como el marketing o publicidad. Porque resulta lógico entender que, desde el momento en que se conoce el armazón perceptivo de algo, podemos explicar y anticipar muchos comportamientos. Y, desde una perspectiva práctica, esto permite actuar con mayor precisión.

En pocas palabras, el Repertory Grid es un sistema muy específico de entrevista personal en donde se reconstruye el armazón perceptivo del entrevistado en forma de constructos. Siguiendo con nuestro caso, la percepción global de una patología o enfermedad concreta se apoyaría en constructos interrelacionados, en forma de adjetivos o expresiones semánticas bipolares propias y exclusivas de los entrevistados. Dichos constructos forman una especie de racimo o clusters que en función de su importancia o ubicación en la mente del sujeto, nos permiten entender su percepción y su comportamiento. Y si algo tiene de útil el método, es que dichos constructos pueden ser medidos y tratados con diversos estadísticos propios de la técnica del Repertory, o igualmente ser asimilados dentro de un modelo de análisis multivariado tradicional. Así, con otro ejemplo, ante una patología como un cáncer de mama en una paciente, podríamos encontrar una estructura perceptiva de constructos parecida a esta:

Desastre                             ↔         Oportunidad
Muerte                                ↔         Nueva vida
Menos mujer                    ↔         Más mujer
Sola                                      ↔         Con mucha gente alrededor
Sin futuro                           ↔         Con futuro
Silencio                               ↔         Comunicación
Etc.

En función del orden de importancia que dicho listado de constructos ocupen su mente y el peso de sus valoraciones dentro de la polaridad y extremos de los constructos, tendremos información muy útil sobre cómo se percibe la patología, que hará probablemente este paciente y como se relacionará con el médico y con el entorno.

Y como hemos comentado antes, podemos trabajar la percepción de la patología por separado o de forma interrelacionada en torno a los distintos ámbitos de interés: pacientes, médicos, laboratorios, a fin de lograr una comprensión interrelacionada de la realidad.

Por lo tanto, y para finalizar, desde la experiencia que hemos adquirido, consideramos la técnica de los constructos personales como una muy importante aportación al ámbito de la investigación social y de mercados, en la medida en que nos permite vislumbrar algo más del comportamiento habitual de los pacientes y médicos, en este caso. Son multitud las ponencias y publicaciones nacionales e internacionales referidas y aplicadas al mundo del marketing (E. Ortega, 2007). Igualmente, desde diversos ámbitos universitarios españoles existe cada día más una efervescencia investigadora en este sentido con aplicaciones, extensiones y variaciones de la técnica cada día más extensas (Botella y Feixas, 1998).
En nuestro caso, además del mundo de la patología, médico y paciente explicados, hemos visto igualmente su utilidad en el análisis de la percepción publicitaria. En suma, desde nuestra experiencia consideramos que es una técnica útil, que nos introduce de forma estructurada y sistemática en ese mundo interno y subjetivo que explica una gran parte de nuestro comportamiento cotidiano.

Referencias

Berger & Luckmann (1968) La Construcción Social de la Realidad. Amorrortu
Editores. Madrid.

Botella y Feixas (1998) Teoría de los constructos personales: Aplicaciones a la práctica psicológica. Laertes. Barcelona.

G. Kelly (1955)     The Psychology of Personal Constructs. London. Routledge

E. Ortega. (2007). Aplicaciones del Repertory Grid al ámbito del marketing. Rev. Investigación y Marketing. nº 95. Junio. Aedemo.

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