¿Te quejas o te mueves?

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Tomás Otero. Responsable de Recursos Humanos. Norgine España y Portugal.

¿Te quejas o te mueves?

14/11/2011
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Durante las últimas semanas han sido muchos los profesionales que de una forma u otra me han preguntado por la actualidad del mercado farmacéutico, sobre todo en lo referente al mercado de selección y siempre acabo diciendo lo mismo: la diferencia entre encontrar el proyecto que se desea, o no, está en la actitud proactiva para dirigirte hasta la consecución de dichos proyectos. ¿Qué no es fácil? Nadie ha dicho que las cosas realmente importantes sean fáciles.

Proactividad
Desde hace años defiendo la idea de que para alcanzar el éxito debemos estar continuamente preparados y mantener una representación clara de nuestras metas; también que debemos interiorizar sanos hábitos profesionales que nos ayuden a estar en plenas condiciones físicas y mentales; pero al final, y al menos eso extraigo de la experiencia, existe un componente actitudinal, una energía interna que es clave para empujarnos en nuestros primeros pasos, eso que algunos llaman Drive (Activación) y otros llaman proactividad.

Existía una brillante campaña de publicidad que ejemplificaba lúcidamente esta idea. Una marca de bebidas para deportistas, orientada también al mercado de gran consumo, recordaba en su mensaje esencial algo así como “¿tu cuerpo te pertenece?, pertenece a quien lo hace mover”, mostrando de nuevo que la clave de todo los éxitos es el movimiento. Es en ese contexto, donde surge mi más sincera y honesta admiración por todas aquellas personas que se “mueven” hasta alcanzar sus sueños, poniendo en duda el pesimismo y los mensajes que llegan sobre el mercado, aquellos que como el brillante eslogan del centro HUB de Madrid, (un maravilloso proyecto para el desarrollo de iniciativas empresariales), “¿Y tú? ¿Te quejas o emprendes?, se deciden a andar entre los páramos de esta terrible crisis con la ilusión de los más pequeños.

Sin duda, son tiempos delicados y complejos, pero no debemos olvidar que ante la adversidad surgen los grandes proyectos, aquellos que nos llevan por caminos más creativos, distintos, revolucionarios, y como decía el famoso libro de Marcus Buckingham y Curt Coffiman en en su título, “Primero, rompa todas las reglas”. ¿Y cuáles son esas reglas? – Se preguntarán - ¿Qué es lo que debemos romper para aspirar a ese proyecto que deseamos?

La primera y principal barrera en estos momentos es la del miedo a ser derrotados y que otros lo vean, dicho de otra forma: el miedo al escrutinio. Luego llegarán otras murallas de índole familiar, existencial, económica; pero la principal cadena que nos ata y nos empuja a seguir los mismos patrones del resto de la gente, es el miedo al “qué dirán”.

Por el contrario, también podemos quedarnos inmóviles y lamentarnos continuamente, conformándonos con nuestras propias justificaciones, que serán premonitorias y verdaderas, arropándose en objeciones sencillas y excusas sin fundamento claro. A este tipo de personas les será mucho más fácil adaptarse a la crisis actual porque se dejarán llevar por el clima generalizado, mientras que los primeros, los que se arriesgan, tendrán que luchar contra una marejada de opiniones contradictorias y pensamientos negativos.

Pero al final, unos y otros, tanto si piensan que pueden hacerlo como si no, estarán en lo cierto, pues somos dueños de nuestros pensamientos y ellos de nuestros actos, así que la transferencia emoción-pensamiento - intención-conducta se consumará cumpliendo nuestras autoprofecías.

Así que el problema, y es aquí donde me lleva la reflexión que comparto con vosotros es que en estos tiempos de tanto desinterés y mensajes negativos, que se retroalimentan continuamente, la inercia de la crisis mundial nos puede llevar, sin querer, al polo más conservador y conformista, y nos puede convertir en auténticas víctimas del sistema. Y aquí repito una frase que coreo hasta la saciedad: las personas no permanecen inmóviles en nuestro desarrollo personal, avanzamos o retrocedemos, no hay punto medio, y si tienes la sensación de estar sin moverte, posiblemente el mundo pasará delante de ti. Así que toca moverse.

Poniéndolo en práctica
Parto de la idea que todos nos conocemos bien (nuestros puntos fuertes y nuestros puntos de mejora), y que tenemos una visión clara de dónde ir, así como que tenemos una clara visión del mercado laboral que vivimos: muchos candidatos de todas las edades y experiencias posibles; compañías con presupuestos ajustados y headcount muy controlado por las centrales; y consultores de selección ansiosos por encontrar negocio o posiciones por cubrir. Si a todo esto sumamos la presión de los gobiernos por ajustar sus presupuestos y su influencia en el mercado laboral farmacéutico, el coctel no es agradable a primera vista. Pero no nos dejemos embaucar por los malos pensamientos. Si se aporta valor, las compañías arriesgan, nadie desprecia el talento por mucha crisis que tengamos.

Así, el primer paso es “Definir a dónde quiere ir”. Como siempre digo “Saber dónde ir es la mejor forma de llegar a algún sitio”, o en el caso de búsqueda laboral, definir la posición que tienes en mente con todo detalle, el tipo de compañía, su cultura, las competencias necesarias para el puesto y actuar como tal, actúe como lo que quiere ser. No hablo de magia ni de metafísica; es puro sentido común. Lo que se espera de un buen vendedor es que sepa vender su candidatura, lo que se espera de un buen gerente de producto es que sepa analizar el mercado laboral y cree un plan de marketing personal, lo que se espera de un buen directivo es que sepa dirigir su propia vida personal, lo que se espera… es que todos seamos lo que queremos ser antes de serlo.

El segundo paso es “Definir cómo se quiere ir”, hacer la hoja de ruta, analizar los pros y contras de nuestro perfil profesional, y trabajar para potenciar los puntos fuertes y desarrollar los aspectos de mejora adaptándolos al mercado. No se disperse ni se deje liar, sea eficaz y vaya lo más directo que pueda y sin atajos, siendo siempre lo más profesional y responsable posible. Si necesita formación extra que sea intensiva y claramente dirigida al objetivo.

Y el tercer paso es simplemente “Ir”. No podemos quedarnos en una simple lectura de este artículo, no podemos quedarnos con el sueño de encontrar ese proyecto laboral ideal que tenemos en mente. Debemos ponernos en marcha, marcar metas a corto plazo que nos automotiven, y que nos animen a seguir avanzando.

Somos buenos profesionales, con experiencia, con sabiduría, con energía, estamos bien preparados, con ideas, con sueños, y me pregunto ¿todo esto realmente nos pertenece? ¿Tu experiencia te pertenece? ¿Tu conocimiento del mercado te pertenece? Le pertenece a quien lo pone en práctica, a quien se mueve.

Un ejemplo en movimiento
El ejemplo que voy a poner es cierto como la vida misma, una muestra que ejemplifica todo lo que hemos comentado anteriormente. Hace unos años, realizaba una visita comercial a un cliente cuando me hizo un alto en el camino para pedirme un favor personal. Uno de sus hermanos regresaba de Londres tras una larga experiencia en Investigación de Mercado y quería que le ayudara a encontrar trabajo en Madrid. Era algo que podría haber tomado con elegancia y mano izquierda, entrevistarle con cortesía y dejarlo ahí sin más, pero aquellos que me conocen saben que no soy capaz de limitarme a eso, así que en vez de simplemente entrevistar, hicimos un plan de trabajo.

Lo primero que hicimos fue evaluar sus competencias para descartar algunas opciones profesionales que tenía en mente, así como repasar las claves del mercado, y de esa forma poner todos nuestros esfuerzos en un grupo reducido de opciones donde realmente aportaba mucho valor. Después hicimos un plan de acción con un fuerte compromiso por parte de él. Escribirlo no solo le ayudó a concretar las ideas, sino que le permitió verlas con más detalle, modificar aspectos que no estaban claros y sobre todo, le sirvió para formalizar un contrato tácito entre las partes, que en este caso, era un contrato de voluntades consigo mismo con el afán de perseguir el objetivo que se había marcado.

El plan de acción era muy ambicioso, quizás demasiado tras una primera impresión, pero como todos los planes de acción intentan ser retadores así que no nos dejamos impresionar y seguimos adelante. Redactamos una pequeña lista de diez compañías que le gustaban por diversas razones, que se ajustaban a sus competencias y la situación del mercado y nos pusimos a trabajar en el desarrollo de una red de contactos alrededor de esas compañías.

Además, preparamos y entrenamos diversas presentaciones personales para cada posible situación: una pequeña de 30 segundos para un primer contacto en foros profesionales y conferencias donde tienes poco tiempo para hablar de uno mismo, otra de 3 minutos para una entrevista telefónica, y otra similar para la entrevista personal, entre otras muchas cosas. Analizamos los detalles, las personas de contacto, los portales de internet, las revistas sectoriales y generalistas, y todos los sitios donde normalmente publicaban anuncios esas compañías, hasta que al final, en un par de meses, salió publicado un anuncio en la prensa generalista para la compañía número 1 de su lista, que demandaba candidatos para cubrir la posición ideal que buscaba. Sin duda, tenía tanto conocimiento de esa compañía, de la posición y de sí mismo, que fue el candidato elegido y desde entonces, ha tenido un desarrollo espectacular. Y lo más importante, no tuvo que improvisar ni adaptar su curriculum, simplemente se limitó a actuar con naturalidad, demostrar que estaba preparado y que era plenamente competente para el puesto.

Desde entonces han pasado varios años, y he tenido la oportunidad de contar esta historia en varias ocasiones y por desgracia pocos la valoran en su justa medida. O bien piensan que fue causa del azar o la suerte minimizando el efecto de la preparación y el trabajo; o simplemente piensan que es imposible y es una fábula; o todo lo contrario, que es una receta mágica al alcance de todos y que solucionará todos los problemas. Nada de eso, no existen reglas ni recetas mágicas, el azar y la suerte es impredecible, y todo requiere mucho trabajo y preparación, pero sin duda y en esto estoy totalmente seguro, si sabes dónde ir es la mejor forma de llegar a algún sitio, mover los pies hacia delante es la mejor forma de conseguirlo.

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