La formación "in company", diseñada totalmente a la medida de las necesidades de cualquier departamento en la industria farmacéutica, es la mejor solución para medir los resultados obtenidos y poder contrastarlo con los deseados. Se establece en base al principio del análisis previo de la situación del colectivo que va a recibir la formación, para posteriormente, -basado en casos concretos y reales- , poder establecer los contenidos, herramientas y materiales idóneos para el laboratorio y su mercado, en orden a la obtención de valores añadidos frente a sus competidores.

Una de las grandes ventajas de esta formación personalizada es la ganancia de competitividad, con mejora de habilidades y competencias en el desempeño, que unido a la estimulación permanente del trabajo en equipo consigue que todo el colectivo participe y se involucre con los objetivos propios del curso.

Lograr la participación, mediante ejercicios, juegos, simulaciones personalizadas, etc., es una de las etapas cruciales del curso, entendiendo que de esa capacidad de cooperación entre los participantes depende en gran medida la posibilidad de lograr el éxito total en la formación. Para ello los consultores-formadores han de tener experiencia previa directiva y haber puesto en marcha todos esos planes de formación con equipos propios y entornos competitivos idénticos o semejantes, porque su experiencia "senior", será determinante en la confianza que le otorgue el grupo.

La experiencia y carácter "senior" de los consultores-formadores ayudarán a ir cambiando y adaptando los contenidos a las situaciones cambiantes del curso y su entorno, lo que alejándose de formaciones "enlatadas" y "encorsetadas", permitirá individualizar y acertar al máximo con los ejercicios y la dinámica específica de la formación.

El seguimiento posterior, - parte fundamental del programa de formación -, que realmente se haga de lo asimilado y puesto en marcha en base a los planes de acción individuales, ayudará o frenará sin duda alguna el logro en la mejora de los resultados y como consecuencia de ello en la concienciación de esa rentabilidad tan necesaria para todos. Por eso es muy necesaria la evaluación de las competencias en el desempeño, con participación o no directa del consultor-formador, y que el evaluado reciba periódicamente el feed-back oportuno de su evolución profesional.

Las organizaciones que delegan en consultores senior la labor de coaching, de sus directivos y mandos intermedios, alcanzan mucho antes sus propios objetivos de desarrollo y rentabilidad.